Se presentó “Uribelarrea, un pueblo de puertas abiertas”

De Silvia Adriana Gorostidi e Ignacio Marcos

En un reportaje público los autores hablaron sobre la génesis de la investigación. Se refirieron a la fundación de la Colonia Agrícola, el rol de las entidades de bien público y el futuro de la comunidad. Dijeron: “El turismo es una fuente de trabajo y debemos cuidarlo. Y cuidar el turismo es también cuidar al pueblo, nuestra historia y nuestra idiosincrasia”.

Más de trescientas personas participaron de la presentación del libro Uribelarrea, un pueblo de puertas abiertas, de Silvia Adriana Gorostidi e Ignacio Marcos, que se realizó el sábado 15 de diciembre de 2007 en la Sociedad de Fomento de Uribelarrea, en el marco de los festejos por el 117º Aniversario de Uribelarrea. Dio la bienvenida al evento Eduardo Labari, quien leyó adhesiones, entre ellas la de Aniceto Uribelarrea, constante colaborador con las actividades del poblado. Luego el editor del libro, José María Marcos, se refirió a la obra y dialogó con los autores.
LA OBRA
En su introducción, José María dijo: “Hay una frase de Ray Bradbury, citada en el prólogo, que dice: ‘Todos sabemos cómo se forma un pueblo, necesidad a necesidad, hasta que de pronto el corazón se pone en marcha y hace circular a la gente rumbo a su destino’. Esta frase es muy apropiada para hablar del libro. En él se relata justamente cómo la comunidad dio sus primeros pasos a fines del siglo diecinueve y logró avanzar hacia la concreción de sus obras. A través de sus páginas uno puede repasar cuál fue el proyecto de Miguel Nemesio de Uribelarrea, cómo fueron los comienzos del poblado, la llegada de los servicios básicos, la lucha de sus entidades y otros tópicos que recrean la vida pública de la Colonia. Esto y mucho más encontrarán en el libro”. “Pero detrás de una historia siempre hay otra historia —prosiguió José María—. Y esta es la clave para entender el sentido profundo de este libro. Silvia e Ignacio, los autores, han desarrollado durante años una tarea paciente y meticulosa. Han acumulado una enorme cantidad de notas periodísticas, programas de actividades sociales, actas de entidades y otros documentos históricos, con el fin de conservar la memoria de los principales acontecimientos, necesidad que los llevó a concretar este libro como legado para las futuras generaciones. Para conocer un poco de esa otra historia los invito a escuchar a los propios los autores, algo que a la hora de leer el libro les permitirá completar el sentido de esta publicación”.
LA OTRA HISTORIA
José María: —¿Qué los motivo a escribir este libro?
Ignacio: —He sido uno de los últimos inmigrantes españoles que llegaron a esta bendita tierra a mediados del siglo veinte. Desembarqué el 16 de julio de 1949, Día de la Virgen del Carmen. Buscábamos trabajo, un mundo de paz, después de las peripecias de la guerra, y en este bendito pueblo encontramos trabajo, paz y bienestar. En Argentina nos abrieron las puertas a todos los que veníamos del otro lado del charco. En 1952 vine a Uribelarrea por un trabajo del ferrocarril, yo trabajaba en la empresa Roca. Debía reparar el embarcadero de la estación, y me encontré con un pueblo maravilloso, que me recibió bien y empecé a frecuentar sus bailes y la sociedad. Fue así que tuve la posibilidad de formar un hermoso hogar. Era muy poco lo que los vecinos sabían de Miguel Nemesio de Uribelarrea, la fundación de la Colonia, y me llamó la atención porque tanto en Salamanca (mi ciudad natal) como en España en general es muy común que cada pueblo tenga su historia. Entonces me propuse hacer algo. En 1958 comencé a frecuentar las instituciones del pueblo, entre ellas la Sociedad de Fomento, la Cooperadora de la Escuela nº 4, el Colegio María Auxiliadora y, finalmente, la Junta Parroquial, donde se hallaba la mayoría de los documentos sobre la creación del pueblo, a los cuales tuve acceso, y poco a poco comencé a nutrirme de la historia local.Hoy ya es común en el pueblo que se le hagan homenajes al fundador Miguel Nemesio de Uribelarrea, pero antes no se hacía. En 1971 nos propusimos crear el monumento a Uribelarrea, que hoy se halla en la plaza Centenario, frente a la calle Don Bosco. Después de ello, aunque faltaban 19 años para los cien años del pueblo, comenzamos a charlar con Eduardo Labari, Nélida Garmendia y Silvia, entre otros vecinos, sobre los festejos de ese aniversario. Llegada la fecha, con el apoyo de todas las instituciones, programamos un año de actividades, que se inició en diciembre 1989 y finalizó en diciembre de 1990 al cumplirse los 100 años el 18 de diciembre. Los festejos fueron un éxito, y el broche de oro fue la publicación de Uribelarrea un pueblo con historia, un folleto que escribimos con Eduardo Labari.Después, con Silvia, seguimos recopilando datos y haciendo nuevas reseñas, para distintos ámbitos, lo que nos dio la posibilidad de hacer una nueva publicación, que retomó la posta de aquella primera modesta publicación, haciendo una ampliación e incorporando los datos que van de 1990 al 2007.
Silvia: —Para este proceso fue muy importante el apoyo de Lucio García Ledesma, que nos llevó a Geodesia y nos apuntaló en los primeros pasos de la reconstrucción de la historia. Otro puntal fue el arquitecto Carlos Moreno, que nos enseñó a revalorizar el patrimonio que tenemos.
José María: —¿Qué inconvenientes tuvieron que sortear para hacer realidad esta publicación?
Silvia: —En 2006 participé en la categoría Reseña Histórica de los Torneos de Abuelos Bonaerenses con la historia de Uribelarrea. Con la ayuda de mi esposo presenté dos biblioratos de cuatrocientas páginas, donde habíamos pegado los artículos periodísticos de las distintas épocas y las fotocopias de otros documentos históricos. Con este trabajo gané la Medalla de Oro, y el jurado dijo que el trabajo había que publicarlo. Le mostré el trabajo a Nelia Curone y también me expresó que valía la pena publicar el trabajo. Pero no podía editarse como estaba, había que volver a relatar todo en una computadora, de lo cual no sabíamos nada. En esa instancia nos dio una mano José María, mis otras hijas Jorgelina y María Eugenia, otros muchos colaboradores, y fuimos saliendo adelante. Sin el apoyo de la familia no se hubiera podido lograr.
José María: —¿Con qué se van a encontrar los lectores en sus páginas?
Ignacio: —La gente joven se va a encontrar con muchas sorpresas. Los que tenemos algunos años ya conocemos la historia, pero para las nuevas generaciones se tratará de historias que les permitirán conocer sus raíces. Siempre remarco que los pueblos que no miran el pasado pierden su identidad en el futuro. Y es lógico que esto suceda, porque el conocimiento nos posibilita tomar las mejores decisiones.
José María: —Ilustraron el texto con 210 fotos. ¿Por qué tantas?

Silvia: Arrancamos con la idea de poner 100 fotos, pero a medida que avanzaba el libro iban apareciendo más. Incluso, hoy, tenemos una muestra de los 125 años de la Escuela nº 4, armada con imágenes que acercaron docentes y ex alumnos, y quizás haya muchas fotos más representativas que las que finalmente pusimos en el libro. La idea fue que todos estuvieran representados. Por eso pido disculpas si alguien quedó afuera. Para el próximo, supongo, tendremos que poner 400 fotos.
José María: —Haciendo un repaso de lo analizado, ¿qué deben saber las nuevas generaciones sobre Miguel Nemesio de Uribelarrea, el fundador del poblado?
Ignacio: —Don Miguel ha sido una persona de alta cultura que dio todo al pueblo, a pesar de su gran poder económico y de ser dueño de miles de hectáreas. A raíz de las emigraciones europeas de fines del siglo diecinueve, fundó la Colonia Agrícola Uribelarrea y creó tres escuelas porque creía en el valor de la educación como motor de cambio. En este marco nació por ejemplo la Escuela Agrotécnica para formar a los jóvenes. Aparte hay que remarcar un detalle que pocos conocen: cuando Miguel Nemesio de Uribelarrea murió en 1905 no tenía dinero para pagar el entierro y lo pagaron los salesianos. Eso da la pauta de que se desprendió de todo por el bien del pueblo.
José María: —¿Cuál fue el rol de las instituciones a lo largo de estos 117 años?
Silvia: —Las instituciones han sido clave para el desarrollo del pueblo, desde su nacimiento, de la época floreciente de los tambos y todo el siglo veinte. Mucha gente recuerda que venía a Uribelarrea a los clubes a los bailes, y todo ello se canalizaba a través de las entidades. Todas las entidades, Sociedad de Fomento, Delegación Municipal, Escuela nº 4, Jardín nº 903, Escuela Don Bosco, Colegio María Auxiliadora, Fundación Casa Grande, Hospital Dardo Rocha y Destacamento Policial, dieron y dan lo mejor de sí para el crecimiento del pueblo.
José María —¿Notan en las nuevas generaciones interés por el acontecer local?
Ignacio: —Nosotros vemos que el interés por la historia local es contagioso, porque todos tenemos amor a nuestra “patria chica”. Esperamos que este libro abra también la posibilidad de futuras publicaciones.
José María: —Hablando del presente, ¿cómo ven el impacto del turismo rural en Uribelarrea? ¿Les alegra el progreso? ¿Temen que se pierda la idiosincrasia del pueblo? ¿Qué piensan al respecto?
Silvia:El turismo es una fuente de trabajo y debemos cuidarlo. Y cuidar el turismo es también cuidar al pueblo, nuestra historia y nuestra idiosincrasia. Como dice el título del libro, las puertas del pueblo están abiertas. Muchos van eligiendo el poblado para vivir y a ellos les damos la bienvenida.
José María: —El libro habla fundamentalmente de la historia de Uribelarrea, pero contiene un capítulo que se refiere a cuatro proyectos pendientes de la comunidad. Ellos son: Recuperar el cementerio de Uribelarrea, impulsar el Proyecto de Promoción Comunitaria, preservar la casa del fundador y crear el Museo Histórico Cultural. ¿Por qué agregaron este punto?
Ignacio: —El tema del cementerio es un viejo problema que no hemos podido resolver a lo largo de distintas administraciones. Miguel Nemesio de Uribelarrea donó terrenos para colegios, policía, telégrafo y, también, para el cementerio. Somos concientes de que dentro del partido contamos con el cementerio de Cañuelas, pero queremos recuperar el viejo cementerio de Uribelarrea, que estaba sobre lotes del partido de Lobos. En 1928 la intendencia de Lobos le habría hecho el traspaso a Cañuelas, pero el sitio quedó abandonado. Nosotros, como Junta Promotora de Patrimonio Histórico, queremos recuperarlo, ya que hoy ni siquiera se halla alambrado, aunque hay varios deudos sepultados.
Silvia: —El Proyecto de Promoción Comunitaria se halla en marcha con al ayuda de la Fundación Fortabat. A través de él se está formado a jóvenes y adultos de la comunidad en dos aulas que se han construido en la Sociedad de Fomento. La idea es que este proyecto continúe y se siga fortaleciendo.
Ignacio: —Otro proyecto es la preservación de la antigua administración y casa de Miguel Nemesio de Uribelarrea, porque ella fue el corazón del pueblo y allí falleció el fundador; como Junta Promotora de Patrimonio Histórico creemos que es un edificio de sumo valor. El cuarto proyecto es crear el Museo Histórico Cultural, porque hay mucha gente que tiene elementos para donar y hoy este espacio no existe. Tenemos el Museo de Máquinas y Herramientas Reverendo Padre Leopoldo Rizzi, que es muy importante, pero queremos contar con un museo que se aboque a reconstruir la historial social y cultural del poblado.

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