De Uribelarrea a Angola

Los jóvenes salesianos Julieta Gamardo, Alejandro Aparicio, Jorgelina Marcos y Mayra Spinelli en un encuentro reciente en San Nicolás.

Jorgelina Marcos, Julieta Gamardo y Alejandro Aparicio —ex alumnos de la Escuela Agrotécnica Salesiana Don Bosco de Uribelarrea— viajarán a fines de marzo al departamente africano de Catete, a 70 kilómetros de Luanda (capital de Angola), para cumplir una tarea misionera a través del Movimiento Salesiano. Todo surgió a partir del contacto con los misioneros Mariela y Omar Policano, quienes tienen tres hijos y estuvieron dos años misionando en Ángola, y así lo explicó Jorgelina: “Ellos nos transmitieron las experiencias, el amor por aquel lugar y nos hablaron sobre esta iniciativa, que abarca la producción de las tierras, el aprendizaje de oficios y la enseñanza religiosa. Los tres egresamos de la Escuela Don Bosco y, entonces, contamos con una formación religiosa y un título de técnico agropecuario, que nos permite tener un perfil adecuado para una labor de estas características. En particular me asignaron la comunidad de Kala-Kala (que significa ‘trabaja-trabaja’ en lingala, un dialecto angoleño) donde se vive en comunidad con otros misioneros. Allí está el cura Juan Hernández, quien me bautizó en Uribelarrea. Mis compañeros, Alejandro y Julieta, se van a casar el 6 de marzo y van a viajar después, aunque no tienen el destino asignado. En esta primera etapa el tiempo de misionar es de un año. Al concluir nos envían un mes a nuestro lugar de origen, para visitar a nuestras familias, y se decide si seguimos o no. Las misiones pueden durar cuatro años, e, inclusive, algunos se quedan a vivir”. Cerrando la nota, Jorgelina Marcos —de 25 años y recientemente recibida de licenciada en Psicología en la UBA— habló de sus motivaciones: “Viajo por solidaridad y por una búsqueda personal. Considero que es el momento ideal, porque terminé mi carrera universitaria y, hoy, me siento preparada para afrontar la experiencia que puede durar desde un año hasta cuatro. Siempre viví en Uribelarrea, partido de Cañuelas. A los 14 años, cuando cursaba el secundario en la Escuela Agrotécnica Don Bosco, ingresé al grupo que se llama Oratorio, que trabaja con chicos y adolescentes del pueblo. Los sábados estábamos con los más chicos, y los jueves y viernes con los adolescentes, compartiendo juegos, campamentos y encuentros religiosos. Todas estas actividades tienen como base el sistema preventivo de Don Bosco, que es educar en la fe, la religión y en el amor, y en sí es una forma de vida. Estuve dos años como animadora y siete años más en la coordinación. Desde hace un año que soy asesora y llegué a cerrar un ciclo. Desde un tiempo a esta parte, los misioneros Mariela y Omar nos hablaron sobre la obra salesiana en África, y tanto yo como Julieta y Alejandro sentimos que podíamos sumarnos a esta misión internacional, para brindar ayuda a un grupo de jóvenes y niños que tienen enormes carencias materiales y espirituales”.

Los jóvenes salesianos uribelarrenses junto al rector mayor salesiano, Pascual Chávez, en un encuentro en la ciudad de San Nicolás.